sábado, 8 de diciembre de 2012

Como un idiota

Desde comienzos de nuestra relación, le había pedido a Adeline que se trasladara a estudiar a Río Piedras.  Esta petición la hice por el entusiasmo que sentía con ésta nueva relación.  Quería estar cerca de ella más tiempo y me había ofrecido a ayudarla en todo.  Pero ella siempre se negó por la única razón de que su madre no se lo permitiría.  Comprendiendo que los motivos que se lo impedían eran reales, no insistí.  Pero un día repentinamente cambió de opinión y reaccioné como cabrón confundido. 

Otro día de alegría porque nuevamente compartiría con mi novia, la llamé por teléfono para notificarle que ya me encontraba en Ponce.  En esa ocasión la encontré en un estado de agitación y estimulación que se reflejaba en su tono de voz.  Obviando el saludo me manifiesta que fuera temprano a visitarla porque tenía algo muy importante que decirme.  Curioso y preocupado llegué temprano al callejón California.  Ya en su hogar salió al balcón con una expresión en su rostro de mucha seriedad y molestia (expresiones faciales de manipulación inherentes a su personalidad).  Nos sentamos en los sillones del balcón y comienza a contarme una historia dramatizándola como víctima y tratando de crear suspenso, con un final felíz que me haría saltar de la alegría. 

Tuvimos una larga conversación de la que sólo recuerdo los puntos sobresalientes; por eso la simplificaré.  Comienza recordándome que ella me había dicho que tenía pendiente de finalizar una conversación con su anterior novio Alberto.  Me dice que su madre nunca le aceptó ese noviazgo y ningún tipo de relación con ese individuo.  En una ocasión él la visitó en su hogar y mientras conversaban sentados en el balcón, Doña Elena salió y lo sacó de la casa con violencia verbal y prohibiéndole a ella cualquier relación con ese reconocido narcotraficante.  Por la dificultad que tenían de mantener su noviazgo, al menos públicamente, terminaron la relación pero dejando pendiente un tema de conversación.  Ese día, antes de yo llegar a Ponce, su ex novio la llamó por teléfono y conversaron largamente el maldito tema que tenían pendiente y que nunca supe cual era.  La conversación fué suficientemente extensa como para que su  madre se percatara con quien era que su hija conversaba y con mucha molestia, Doña Elena interrumpe la conversación telefónica y armándole un escándalo la obliga a colgar el teléfono recordándole que le había prohibido cualquier contacto con ese mafioso.  La reacción de mi novia fué de coraje, provocándole sentimientos de hastío hacia su madre. 

Mientras mi novia Adeline me contaba esta situación, resaltándose como víctima inocente de una mala e incomprensiva madre, por mi mente pasaban muchos pensamientos que me confundían.  Pero fué la decisión que ella tomó la que me hizo sentir como si me lanzaran contra el suelo. 

Dramatizando con pausas y suspenso todo lo que me decía, sólo faltaba el repique de tambores cuando me dijo al final que, cansada de su madre, había tomado la decisión de {tambores y trompetas: ♪♫ tán tán tán tán tán tán ♪♫} irse a estudiar a Río Piedras.  Completamente idiotizado con lo que estaba escuchando, quedé mudo mirándola fijamente a los ojos mientras ella esperaba alguna reacción de alegría de mi parte.  Mi cuerpo quedó inmóvil tratando de asimilar toda la situación.  Mis palabras de reacción no las recuerdo pero no fueron contradictorias a ella.  Sin mostrar emociones, acepté su decisión y le dije que la ayudaría.  El impacto que me causó escuchar esa historia y desenlace fué opacado por una revuelta de pensamientos negativos que invadieron mi siquis.  No supe que decir, no supe que hacer, sólo fingí que aceptaba su decisión.  Pero poco a poco se hizo evidente mi inconformidad y varios días después, en el proceso, me informó que desistía del traslado por varias razones, entre ellas porque según sus propias palabras, - ... no te emocionastes cuando te lo dije -.

¿QUE CARAJO? ¿Esperaba ella que yo saltara y bailara de felicidad porque había decidido estar más cerca de mí debido a que su madre no le permitía estar más cerca de su ex?  ¿Me vió la cara de idiota? ¿De imbécil?  Pues sí lo fuí, porque nunca le confronté esa decisión con la realidad.  Pero ese momento mi hizo abrir los ojos por primera vez y comencé a pensar en ella de otra manera, a mirarla con otros ojos.  Me había equivocado y temía reconocerlo.  Dichoso el que nunca espera nada, pués jamás será decepcionado. 

Esa diosa de belleza hechizera se convirtió en la única mujer en mi vida fuera de mi familia.  Yo no tenía amigas, ni siquiera en la universidad; como guardia penal trabajaba sólo entre hombres; mis amistades de la bolera eran todos varones; mis amistades del barrio eran todos conocidos por ella, pués Madeline la mantenía informada.  Mi tiempo se consumía entre mis estudios, mi trabajo y mi novia. 

A pesar de la desilución que sentí en nuestro primer beso, el tiempo hizo que me acostumbrara a su veneno y hasta le tomé cariño a mis propios demonios: me gustaba presumir de ella entre mi familia y amistades; me gustaba cuando salíamos a compartir en actividades elegantes porque físicamente armonizábamos como pareja y nos gustaba que así lo reconocieran los observadores; el encanto que reflejábamos contagiaba el ambiente.  Yo le cubría perfectamente las apariencias que ella necesitaba cubrir.  Algunos estudios han demostrado que las mujeres parecen descifrar si un hombre es un buen complemento genético pensando que en el futuro eso sería bueno para sus hijos(as).  Pienso entonces que es posible que, conciente o inconcientemente, ésta haya sido una de las razones complementarias por la que aceptó ser mi novia.  Por mi apariencia personal, por mi ambición de estudios y mi arriesgado empleo en una agencia de seguridad del gobierno, yo resaltaba su imagen en un barrio donde todos la miraban con ojos diferentes, miradas de desprecio y chismorreo callejero que yo no comprendía.  Pueblo pequeño, campana grande (en los barrios todo se sabe). 

Pero como leona territorial, ella siempre imponía sus gustos y estilos, aniquilaba los míos y controlaba mis emociones.  De esa misma forma imponía sus amistades y limitaba las mías. 

Mi familia siempre socializaba en actividades dentro y fuera del hogar con vecinos, amigos y familiares.  Esto fué para mí y mis hermanos una conducta aprendida.  Visitar destintas playas o balnearios era una de las actividades familiares que realizábamos con relativa frecuencia.  Esto se convirtió en un gusto personal que luego disfruté con mis amistades y más tarde en mi vida traté de disfrutar también con mi novia.  Pero Adeline era distinta, diferente, opuesta, antípoda de mi naturaleza social.  Ella nunca había visitado una playa (la Ciudad de Ponce no poseía playas recreativas) o balneario, de la misma forma que nunca aprendió a correr bicicleta o patines, nunca asistió a sus graduaciones escolares, nunca había visitado un cine, la bolera, el río, el campo, etc.  Aprovechando esta situación y la oportunidad de que su madre en ocasiones le concedía permiso para que saliéramos juntos, comenzamos a compartir en grupo algunas de mis actividades favoritas.  Mientras para ella estas eran nuevas actividades que disfrutaba, para mí el disfrute estaba directamente relacionadoal de ella.  En la medida que Adeline tuviera mayor o menor control de cada situación, así también de mayor o menor era la forma en que ella disfrutaba las actividades y por defecto, el mío propio.  Con manipulación mediática a través de actitudes negativas, lograba que yo cediera a sus gustos y deseos para evitar así discusiones que afectaban el buen compartir.  Nuestra primera salida a la playa fué el más evidente ejemplo de estas acciones. 

Habíamos acordado ir a la playa y organizamos un pequeño grupo para compartir en Playa Santa, Guánica.  El grupo incluía a su hermana y su mejor amiga Madeline.  Mientras nos organizábamos, ella decidió llevar un radio portátil para escuchar música en la actividad.  Sin embargo se percató de que el mismo no tenía instaladas las debidas baterías para su funcionamiento y tampoco las tenía disponibles.  Ante esta situación le pedí que llevara el radio y en el transcurso del camino me detendría a comprar las mismas.  Así lo hicimos; mientras nos dirigíamos hacia la playa, nos detuvimos y comprámos (compré) refrigerios, cervezas, bocados y las correspondientes baterías para el radio musical.  Al continuar nuestra ruta, ella instala las baterías, enciende el radio y comienza a sintonizar las distintas emisoras radiales musicales que nos entretendrían mientras conversábamos y continuábamos nuestra ruta ya que mi auto no poseía radio instalado.  Al verificar las estaciones musicales comenzamos todos a opinar cual era la mejor para escuchar.  Opinando sobre la variedad le sugerí que sintonizara una estación específica que yo consideraba que era la mejor opción.  Argumentando entre todos las distintas opciones disponibles, el intercambio de opiniones se tornó un poco acalorado cuando ella se sintió en minoria de opinión.  Esto me provocó ser más insistente y tomando el radio me dispuse a localizar una estación cuando repentinamente Adeline me lo arrebata bruscamente mientras con actitud olimpica grita, - El RADIO ES MIO -.  De repente, dentro del auto hubo un silencio sepulcral que duró sólo algunos segundos pero suficiente para  que se escucharan los gritos del infierno.  No hubo más discusión, no más argumentos, no más opiniones.  Todos escuchamos la música que ella decidió, en la emisora que ella decidió, conversamos otros temas y no se habló más de ese asunto.  Muchos pensamientos cruzaron por mi mente tan rápido que no pude procesar ninguno para articularlo y expresarlo claramente sin ofenderla.  Se hizo evidente su carácter y personalidad controladora, impositiva, posesiva.  "El radio es mío" fueron palabras que nunca pude borrar de mi memoria porque ésta actitud se repitió cientos de veces a través de los años, haciendo que muchas memorias se fueran acumulando en mi ser.  "El radio es mío" fueron palabras cargadas de egoísmo, arrogancia, control, posesión, individualismo, fueron palabras que donotaban poder olímpico, poder supremo, poder de los dioses, poder judicial, poder arbitrario.  Estos espejismos de poder le impidieron ver lo que todos los demás pudimos observar en ese momento. 

El que hecha el vellón, escoge la música.  Uno de los pensamientos que llegó a mi mente fué arrastrame al mismo bajo nivel de ignorancia en el que ella se encontraba y con su misma actitud individualista responder: El radió es tuyo, pero las baterías son mías.  También pensé arrastrame con ella al más bajo nivel de soberbia y con la misma actitud olímpica responder: El auto es mío, y aquí se hace lo que yo diga o te bajas y caminas.  Otros pensamientos peyorativos taladraron mi mente, pero no afloró ninguno en mi boca; no pude bajar a su nivel de ignorancia y egoísmo infantil. 

Su única aportación a la actividad fué un radio sin baterías y una actitud egocéntrica.  Así también transcurrió su vida en nuestra relación de más de veinte años; dando poco,  ó nada, ó sobras, pero exigiendo pleitesía. 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Muchas metas, un obstáculo

En enero de 1982 yo comenzaba mi cuarto semestre en el Puerto Rico Junior College y continuaba siendo un estudiante sobresaliente con excelentes notas y promedio académico.  También continuaba con la idea de ir a estudiar a alguna universidad de los Estados Unidos y comenzando ese año comencé también las acciones afirmativas para lograr ese objetivo.  Luego de orientarme, seleccioné a la Universidad de la Florida en Coral Gables como mi próximo centro de estudios.  Comencé a gestionar todo lo necesario para una transferencia universitaria: formularios de admisión, becas, hospedaje, costos, matrícula, etc.  Envié el pago correspondiente y toda la documentación necesaria en el tiempo indicado y sólo faltaba esperar la respuesta.  Mientras esperaba, continuaba disfrutando mis logros incluyendo a mi nueva novia quien tenía conocimiento de mi interés en estudiar en los Estados Unidos.  Transcurrieron varias semanas (6,8,10) antes de recibir alguna respuesta de la Universidad de la Florida.  En ese tiempo de espera me acostumbré a compartir con mi novia los momentos disponibles y no deseaba alejarme de ella. 

La Universidad de la Florida me notificó que recibieron toda la documentación que yo les había enviado pero que no recibieron la transcripción de créditos original, sellada y certificada del Puerto Rico Junior College.  Esto a pesar de que yo la había gestionado.  La misma era un requisito sine qua non para la admisión como estudiante.  Mi entusiasmo de estudiar en esa universidad había disminuido por motivo del nuevo entusiasmo  con mi novia.  Por esa razón no hice nada para que el PRJC enviara nuevamente la transcripción oficial y abandoné uno de mis sueños.  El amor comenzó a ser un obstáculo en mi vida. 

Por yo ser un "buen muchacho", Doña Elena comenzó a permitir que su hija y yo saliéramos juntos como novios.  En un principio su hermana Maritza nos acompañaba, también nuestra amiga Madeline.  Nuestras primeras salidas fueron para la Bolera Santa María.  A pesar de que esta bolera era muy conocida en toda la ciudad, increíblemente ella nunca la había visitado.  Allí tuvo la oportunidad de conocer a mis amigos y compartimos con ellos en algunas ocasiones.  Pero ella poco a poco establecía las reglas de nuestro noviazgo y nunca aceptó a mis amigos como sus propios.  Tampoco aceptó a mis amigos como mis amigos.    La maldita ceguera que esa concubina del demonio me había causado me impidió entender que ella estableció un lento proceso de separación de mi círculo de amistades. 

Al comenzar a estudiar en Río Piedras, automáticamente hubo una separación física con mi grupo de amigos pero no así emocional.  El poco tiempo que tenía disponible lo compartía con ellos socialmente.  Este tiempo se redujo más aún luego de comenzar mi noviazgo.  Pero los constantes comentarios negativos que mi novia hacía en relación a mis amigos y sus actitudes negativas cada vez que yo compartía con el grupo, motivó que yo comenzara a socializar con mis amigos a espaldas de ella; empecé a mentir en mi vida.  Este compartir se fué reduciendo cada vez más hasta afectar el compromiso emocional que tenía con ellos.  Adicionalmente, (entiendo que esto es un proceso social natural), cada miembro del círculo comenzó a tomar decisiones personales que fragmentaban la unión.  Entre estas decisiones hubo dos que permitieron que el vínculo emocional de la amistad se trasladara más allá de Ponce.  Los que consideré mis dos mejores amigos, Bengie y Rodolfo, también trasladaron sus estudios a Río Piedras. 

El padre de Bengie, el Reverendo Alfredo Santiago, fué transferido para dirigir la Iglesia Evangélica Unida de Río Piedras provocando la mudanza de toda la familia y la decisión de Bengie de ingresar a estudiar en la Universidad InterAmericana, Recinto de Río Piedras.  Mientras tanto, Rodolfo estudiaba en la misma universidad pero en el recinto de Ponce y como requisito de graduación tenía que transferirse a otro recinto teniendo que escoger entre el de San Germán o el de Río Piedras, decidiéndose por éste último.  Sin embargo este re-encuentro amistoso no tuvo una larga duración.  Bengie se entregó por completo a sus estudios y se involucró mucho en las actividades de la iglesia que su padre dirigía; adicional a que también encontró a su princesa rosada.  Mientras, Rodolfo también encontró en Río Piedras a la persona ideal para compartir una bonita relación. 

Gisela y Rodolfo comenzaron un noviazgo diferente al mío porque ella sí aceptó su grupo de amigos y compartió con nosotros en muchas ocasiones.  Su personalidad era compatible con el grupo y al igual que nosotros, ella estudiaba en Río Piedras pero vivía en Ponce.  Pero ella también fué percibida por mi novia como una persona no agradable ante sus ojos.  Lejos estaba yo de imaginar que ellos dos serían los últimos amigos que yo tuviera en mi vida, pués la que yo creía que era mi Cenicienta se convirtió en una bruja hechizera que no permitió que yo  nunca más tuviera amigos(as). 

Desde muy temprano de nuestra relación, Adeline demostró  desconfianza en todo lo que para ella era nuevo o diferente.  No aceptaba que yo tuviera amigos de la misma manera que ella casi no tenía amigas.  Cuando compartíamos con nuestra familia  yo podía observar la falsedad de sus acciones y de sus palabras hacia ellos, actitud que mantenía también con su propia familia.  Mientras la mía era una familia extensa, unida y bulliciosa, la de ella era pequeña, sólo del lado de su madre y fragmentada.  No tenía lazos emocionales con su familia extendida.  La delicadeza femenina que ella muy bien sabía mantener en presencia de otras personas se desvanecía cuando teníamos diferencias de opinión o cuando no le gustaba alguna acción de mi parte, como lo era el compartir con mis amigos, mencionar el nombre de alguna amiga, jugar billar, beber cerveza, etc.  Con frecuencia cambiaba su estado de ánimo y con éste su vocabulario.  Mi mundo comenzó a hacerse más pequeño y mi vida comenzó a girar casi exclusivamente alrededor de ella, atraído más por su belleza que por su personalidad. 

Su forma de ejercer control en nuestra relación era más a través de sus actitudes que de sus palabras.  Sus manifiestos comportamientos repetitivos de rechazo hacia lo que no le gustaba me obligaba a negar mis propias realidades (ej., gustos, ideas, estilos de vida) o negar mis acciones presentes (compartir con amigos) o acciones pasadas (novias anteriores).  Pensando que pasábamos por un proceso de adaptación, yo no tenía inconvenientes en continuar adelante con nuestra relación.  Pero no me estaba percatando que ese proceso de adaptación era solamente mío.  Mientra yo tenía que creer todo lo que ella me decía o descubrir poco a poco cualquier incongruencia, ella conocía todo sobre mí através de su amiga Madeline. 

Como era costumbre, un día llegué de Río  Piedras contento porque esa noche compartiría con mi bonita novia.  En esa ocasión me dirigí directo a mi hogar de donde volví a salir debidamente acicalado, perfumado y alegre rumbo al arrabal.  Al llegar a su casa la encontré sumamente molesta y con sus acostumbradas actitudes negativas de manipulación.  Contrario a otras ocasiones en las que se hacía de rogar antes de conversar, esta vez fué ella la que comenzó a hablar y a acusarme de mentirle.  Después de escucharla y de organizar mis pensamientos, logré que hablemos de lo que ella quería, aunque su actitud negativa le duró toda la noche y esto me dió la oportunidad de observar que en su personalidad pululaban síntomas de negación.  Con evidente molestia en su rostro, me dijo que alguien le había dicho a ella que yo mantenía una relación amorosa con una mujer casada de nombre Mery, que se encontraba embarazada y que en Las Delicias algunos vecinos comentaban sobre mi responsabilidad en relación a eso.  En una larga conversación no le negué mi amistad con Mery pero sí la relación amorosa y cualquier relación con su embarazo.  La extensa conversación no la hizo cambiar su forma de pensar y pude observar que ella prefirió terminar repentinamente con la conversación y nunca más mencionó ese tema, entrando en un absoluto y permanente estado de negación en relación al mismo (síndrome del avestruz).  ¿Temía ella que fueran ciertos los rumores que le habían llevado?  ¿Temía correr la misma suerte que tuvo con su primer novio Papo, al quedar abandonada, sóla y triste?  ¿Tuvo miedo de perder otra oportunidad de lograr que alguien la saque del arrabal? 

Pero Mery no sólo era mi amiga, también era amiga de toda mi familia y por ese motivo en ocasiones su nombre  era mencionado en reuniones familiares en las que mi novia se encontraba presente y cuando esto ocurría ella evidenciaba su molestia y enojo.  Pero mientras ella no soportaba escuchar el nombre de MRS, con frecuencia mencionaba los nombres de Papo y Alberto como si quisiera enviarme mensajes ocultos que yo tenía que descifrar.  En una ocasión me dijo que cuando terminó su noviazgo con Alberto ambos acordaron que quedaba pendiente entre ellos una conversación que nunca terminaron y que ellos dos tenían la necesidad de terminar algún día.  Increíblemente, nunca le pregunté el tema de esa conversación  y tampoco le puse impedimentos.  Estaba obligado a confiar en ella porque yo sólo la podía ver dos días a la semana y desconocía lo que hacía el resto de la semana cuando salía de su hogar para la universidad.  Ese día llegó y terminaron la conversación que tenían pendiente.  Aunque nunca me enteré cual era el importante tema, el día que lo hicieron me dió la oportunidad de reconocer por primera vez que yo me había equivocado.  Mi princesa rosada era una ladrona de sueños.  Me escondí de la mosca y me comió la araña. 

sábado, 3 de noviembre de 2012

sábado, 13 de octubre de 2012

sábado, 6 de octubre de 2012

Síndrome del salvavidas

                                                                                       AV Oficial de Custodia (Guardia Penal) 1982 






 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Biografía de una mentira convertida en mujer

Por ser limitada mi presencia en Ponce, también fueron limitadas nuestras primeras conversaciones.  Como parte del proceso de conocernos, estas primeras giraban en torno a ella, su familia, yo y mi familia.  También sobre mi trabajo y los estudios universitaios de ambos.  Pero después de más de veinte años conversando con ella, aprendí a separar la verdad de la mentira.


sábado, 15 de septiembre de 2012

Primera mentira

El amor me entró por los ojos.  Me enamoré.  Me enamoré de su físico, de su mirada, de su sonrisa, de su piel, de su cuerpo, de todo lo que yo podía ver.  Pero no sé si alguna vez me enamoré de la persona o si todo era parte de la ilusión.

En nuestro casual primer encuentro, ella no demostró interés en conocerme, pero después de ese momento comenzó a visitar a su amiga Madeline, quien vivía en Las Delicias frente a mi hogar puerta con puerta.  La frecuencia de mis viajes de regreso a Ponce no ocurrian en días ni horas fijos y casi nunca tenían más de dos días consecutivos de duración, pero siempre trataba de incluir días de fines de semana para compartir también con mis amigos.  Un día nuestra amiga en común nos presentó y me dijo que su nombre era Adeline (con fonética ádelin) de tan sólo diesinueve (19) años recién cumplidos.  En ese momento me convencí de que había encontrado a mi Cenicienta, de que había llegado la Princesa Rosada con la que yo había soñado de la misma forma en que ellas sueñan con su Príncipe Azul (¿O acaso ese es un sueño exclusivo para las mujeres?).  Contrario a la primera vez que nos vimos, después que nos conocimos era evidente la atención que ella me prestaba y esto facilitó el camino de nuestra amistad.  Casi siempre que visitaba a su amiga en Las Delicias lo hacía acompañada de su única hermana Maritza, quien era un año menor que ella.  Un día Adeline solicitó autorización a sus padres para visitar a Madeline y pernoctar en su hogar esa noche (el viejo truco de "Me voy a quedar en casa de una amiga" que se utiliza para experimentar nuevas emociones), pero en esa ocasión no estuvo presente su hermana.  Esa noche tuvimos la oportunidad de conversar y conocernos y supe entonces que no se llamaba Adeline.  Su verdadero nombre era Ana Adelaida Rodríguez Pérez.  Me enteré que desde muy pequeña su madre la llamaba ádelin mientras ella lo escribía Adeline porque no le gustaba el nombre Adelaida con el que su padre la había inscrito al nacer en honor a la enfermera que atendió el parto. 

Esa noche le pedí que me permitiera llevarla hasta su hogar al momento que decida regresar el día siguiente.  Ella se negó alegando que su madre no lo aceptaría de la misma forma que no aceptaba que ella tenga novio o amigos.  Fué para mí una situación novedosa conocer a una chica que no le aceptaban algún amigo en su hogar, más aún cuando esa chica ya era legalmente mayor de edad.  Pero esto lo tomé como evidencia de la virginal y obediente vida de una joven mujer.  Insistí en mi deseo y finalmente aceptó.  Al día siguiente en horas de la mañana me dispuse a llevarla en mi auto hasta su hogar el cual ella me había dicho que ubicaba en la Calle California y mientras me acercaba al área transitando por la Calle Villa me pidió que la dejara allí (en la Villa) y que ella llegaría hasta su residencia caminando.  Aunque originalmente me negué, acepté porque me dijo que quería evitar problemas con su madre y le diría a ella que para llegar había tomado el autobús.  Nuevamente lo tomé como evidencia de una virginal y obediente vida.  Luego de bajarse del auto continué mi marcha y decidí dar la vuelta para pasar cerca de su residencia y saber donde exactamente ubicaba la misma porque tenía intensiones de visitarla en el futuro.  Pero sorpresa,  el lugar ya lo había visitado antes.  Su casa estaba en la Calle California esquina con la Calle Reina a sólo pasos del negocio conocido como La Casa de Liche y que ya describí en la primera parte de ésta autobiografía como un arrabal en el que abundaba la droga, la prostitución y una alta incidencia criminal en todas sus manifestaciones.  Residía en el deprimente sector del Barrio Segundo que por muchos años el gobierno municipal estaba tratando de eliminar de la misma manera que Dios quiso eliminar Sodoma y Gomorra.  Allí nació, allí se crió, allí estudió y era lo único que ella conocía.  Nunca había visitado una playa o la Bolera Santa María, nunca corrió bicicleta o patines.  Allí vivió hasta que yo la saqué del arrabal sin darme cuenta que me estaba llevando un capullo de maldad.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Obnubilación

Después de graduarme de la academia, entre los meses de octubre a diciembre, me encontraba en proceso de adaptación a mi nueva forma de vida como guardia penal a tiempo completo y como estudiante universitario también a tiempo completo, y en ambas situaciones con presencia física en Río Piedras pero manteniendo mi residencia oficial en Ponce, a donde viajaba con la frecuencia que el tiempo disponible me lo permitía por razón de los turnos rotativos de 24 horas de trabajo.

Un día de asueto me encontraba en mi ciudad y a pesar de que tenía mi propio auto, por motivos que no recuerdo, tuve la necesidad de utilizar el autobús público para moverme de mi barrio Las Delicias hacia el centro del pueblo.  Al subir al autobús pude observar que había pocas personas sentadas dentro del mismo y decidí dirigirme hasta el final para sentarme en la "cocina".  Repentinamente un extraño ser se apoderó de mi mente creándome la sensación de que me encontraba en las puertas del cielo.  Al dirigir mi mirada hasta el final del autobús percibí un intenso brillo de luz celestial que hería la retina de mis ojos.  Había algo allí que perturbó mi entendimiento sobre la creación del mundo.  Esa extraña luz a la misma vez que me lastimaba, me atraía y no me permitía cambiar la mirada o cerrar los ojos.  Tampoco me permitía saber que había detrás de tanto resplandor.  La mucha luz es como la oscuridad, no nos permite ver.  Según me acercaba, ese extraño ser que me hacía sentir flotando en el aire, tomaba forma humana hasta que finalmente desperté de mi letargo y pude ver que toda esa luz que me deslumbraba provenía de la infinita belleza de una joven que se encontraba sentada en la "cocina" acompañada por su mejor amiga quien también era mi vecina en Las Delicias.  Al ver a la hermosa joven de apariencia angelical mis pensamientos me confundieron, - Nunca había visto tanta belleza física en una sola mujer - Su apariencia era de un ser perfecto - La Virgen María tenía motivos para envidiarla - Dios no es perfecto porque se había equivocado dándole tanta belleza a ella que no le quedó más para repartir, privando a otras que también la necesitaban - No podía creer lo que estaba viendo.  Asombrado clavé mi mirada en sus ojos de donde se me hacía casi imposible retirarla. < Mi vista estaba tan atenta y fija ... que mis demás sentidos se apagaron. >  Dante Alighieri, La Divina Comedia, 2da parte, Canto 32

En la residencia frente a la mía vivía una familia compuesta de una madre y sus cuatro hijos, dos hembras y dos varones.  Madeline era la mayor de las mujeres y era una de las jóvenes privadas de belleza física, por eso su presencia contrastaba con el brillo que generaba la presencia de su mejor amiga. 

Me senté en el autobús en una posición que me permitía mantenerme cerca y de frente a ellas, saludé a ambas y comencé a conversar con mi vecina.  Evidentemente emocionado no retiraba por mucho tiempo mi mirada de aquel rostro tan blanco con pequeños ojos semi-cerrados y labios perfectamente delineados.  Insistí en mantener una conversación activa pero sólo Madeline retroalimentaba la misma.  Su amiga de apariencia virginal sólo sonreía amistosamente.  Intimidado ante tanta belleza no me atreví a preguntar quien era ella, cual era su nombre, donde vivía, o cualquier otra pregunta.  Por llegar a mi destino primero que ellas, me ví obligado a bajar del autobús y alejarme de las puertas del cielo que ese ángel custodiaba.  Pero su rostro y su  sonrisa se grabaron en mi mente y comencé a soñar con el amor perfecto, con mi Princesa Rosada, con mi Cenicienta.

Su resplandor me causó una ceguera que duró muchos años y que me impidió ver que toda esa belleza era sólo un disfráz; todo era una trampa del mismísimo diablo que gobierna el infierno para tratar de retenerme en su reino.  Toda esa belleza era realmente un capullo de maldad que satanás había puesto en mi camino para que yo la encuentre y la conserve mientras ella alimentaba la maldad que llevaba en su alma.  Demasiado buerno para ser cierto.  Ella era la aparición nuevamente, de la serpiente bíblica que provocó la expulsión del paraíso, la aparición del pecado y el dolor humano.  Sin haber pronunciado ni una sóla palabra ese día, esa joven con belleza de oropel dijo más mentiras que todas las que yo había escuchado en mi vida, pero mi ceguera no me permitía ver la verdad. 

Con el tiempo ella se convirtió en un torbellino que me arrastró con movimientos giratorios hacia el centro, y como el suelo que traga rápidamente el agua, fuí absorbido por su mentira convirtiendo mi vida también en una vida de mentiras.

sábado, 4 de agosto de 2012

La perfección es mi defecto

Me atrevo a afirmar con seguridad que en el verano de 1981 mi personalidad ya estaba definida y que cualquier cambio en mi forma de pensar y de actuar posterior a ese tiempo, fueron cambios de adaptación  y no por introducción de nuevas características de personalidad.  Quiero decir con esto que a pesar de que ese verano me encontraba sin trabajo, sin novia y sin estudios universitarios (suspendidos por causas circunstanciales, era verano, y sin seguridad de retomarlos nuevamente), sabía exactamente quien yo era y lo que quería: continuar recorriendo el camino de luz sobre el cual llevaba un año caminando; el camino del bien; el camino del éxito; el camino del triunfo.

Después de perder mi empleo repentinamente y de haber logrado terminar mi primer año universitario, me decidí apresuradamente a buscar otro empleo porque sabía que si llegaba el mes de agosto y todavía no lo había conseguido, sería muy difícil para mí continuar mis estudios.  Tenía tiempo para actuar pero también tenía temor de no lograrlo.  La primera oportunidad de trabajo que se me presentó la acepté: vendiendo contratos de fumigación residencial tocando puertas casa por casa con sueldo a comisión.  No era un empleo formal pero,... cuando no hay carne se come calabaza.

Entre los años 1979-1985 existía en Puerto Rico un grave problema de hacinamiento en las cárceles que a su vez creó un problema mayor para el gobierno, la rivalidad entre bandos de reclusos por el control de estas mismas cárceles.  Los constantes motines carcelarios entre estos bandos habían destruído e inutilizado casi en su totalidad la Penitenciaría Estatal de Río Piedras la cual había sido re-inaugurada por la Administración de Corrección (AC) hacía sólo un año.  Este problema se convirtió en una crisis muy seria para el gobierno porque casi diariamente uno o más reclusos eran asesinados en las cárceles del país. 

Me encontraba un día en la calle trabajando en la venta de contratos y me detuve brevemente a comprar un ejemplar del diario El Nuevo Día como era mi costumbre.  La noticia de primera plana en ese momento era el motín que había ocurrido en la Penitenciaría Estatal el día anterior.  La noticia resaltaba los millones de dólares que había gastado el gobierno en la reconstrucción de esa cárcel y cómo un año después esa facilidad carcelaria se encontraba nuevamente destruida.  En esa misma noticia y como respuesta, la Administración de Corrección informaba que se encontraba en planes de reparar nuevamente esa penitenciaría y también planes de reclutar cientos de nuevos Oficiales de Custodia (guardias penales) para mejorar la seguridad y los servicios.  Informaba que toda persona interesada en solicitar para uno de estos nuevos puestos de trabajo debía llamar a la Oficina de Reclutamiento de la  AC para orientarse sobre los requisitos.  Al leer esa noticia recordé que el año anteriror yo había solicitado para esa misma posición, había tomado el examen de ingreso, lo había aprobado, cumplí con todos los requisitos y había sido notificado por la AC que mi nombre figuraba con un número de turno en el registro de elegibles para reclutamiento, pero ellos nunca me llamaron para cubrir alguna posición. 

En mi deseo de mejorar mi vida y continuar mis estudios universitarios en Río Piedras, pensé en la posibilidad de comenzar de nuevo todo el proceso.  Cavilando al respecto decidí realizar una llamada a la AC con el propósito de indagar porqué no me llamaron.  Abandonando mi trabajo me dirigí a mi hogar para realizar la gestión.  En la oficina de reclutamiento me contestó un caballero muy amable de nombre Hector.  Al escuchar mi argumento, ésta persona se dispuso a verificar el motivo por el cual no me habían llamado para reclutamiento el año anterior.  Grande fué mi sorpresa al escuchar su respuesta.  Hector me informó que ellos sí me habían llamado pero que en mi hogar nunca respondieron el teléfono (en ese tiempo no había máquinas contestadoras automáticas en los hogares) y por esa razón ellos decidieron inactivar mi solicitud de ingreso al Cuerpo de Oficiales de Custodia.  Seguidamente me preguntó si continuaba interesado en esa solicitud y al informarle positivamente procedió a activar de nuevo mi nombre en el registro de elegibles.  Varios días después recibí notificación para una evaluación sicológica como parte de los requisitos de reclutamiento.  Este importante requisito lo aprobé con relativa facilidad; también el examen físico.  Sólo faltaba un requisito por cumplir, la investigación personal.

El paso final para el reclutamiento de guardias penales era aprobar una investigación de campo que se le realizaba al solicitante por parte de la AC.  La misma consistía en investigar a la persona en su hogar y su familia, verificar con los vecinos el comportamiento en el barrio, recopilar información sobre sus hábitos, costumbres, carácter y moral, pero sobre todo, recoger opiniones en la familia, los vecinos y los comercios cercanos en relación a si ellos pensaban que el solicitante se encontraba capacitado para portar un arma de fuego 24 horas al día sin que exista riesgo de seguridad para alguna persona.

Llegando un día a mi hogar en horas de la tarde, fuí informado que los investigadores de la Administración de Corrección habían cumplido con su misión de investigarme.  En ese momento sentí mucha tranquilidad y seguridad porque estaba convencido de que ese era el final felíz de una época felíz y el comienzo de otra época llena de vida.  Varios días después me telefoneó Hector para informarme el día y la hora que tenía que presentarme en su oficina para firmar mi nombramiento  y hacer la juramentación como nuevo Servidor Público de Puerto Rico.  Esa inolvidable fecha fué el 5 de agosto de 1981

Ese día, luego de juramentar me reporté a la Academia de Oficiales de Custodia de la Administración de Corrección que ubicaba en los terrenos de la Penitenciaría Estatal de Río Piedras.  Ese primer día sentí como si me hubieran montado en una nave espacial y viajé del Planeta Tierra a otro planeta desconocido.  Comencé un nuevo proceso de adaptación  muy interesante.  El Licenciado Charles Jimenez Nettleship era el Secretario de la Administración de Corrección en esos momentos.  Este abogado fué un administrador mediocre que no pudo cumplir su función como jefe.  En las cárceles del país imperaba los motines, los asesinatos, las fugas de confinados, control absoluto de los reos en la cárceles, droga, corrupción y muchos males más.  El conjunto de estas situaciones fueron recogidas en el pleito Morales Feliciano vs Gobierno de Puerto Rico y tuvo como resultado la intervención directa del Gobierno Federal de los Estados Unidos en este asunto.  En el proceso, el Lcdo. Jimenez Nettleship renunció como administrador del sistema penitenciario del país. 

A pesar de demostrar su incapacidad, luego de su renuncia, este abogado continuó siendo parte de los miembros privilegiados del partido político al que pertenecía y posteriormente trabajó como ayudante del senador más corrupto que ha tenido el Senado de Puerto Rico, el Senador Freddy Valentín.

Desde su juventud como estudiante universitario, Freddy Valentín a sido señalado como una persona de actividades dudosas.  Como miembro de la Organización de Jóvenes Universitarios Pro Estadidad para Puerto Rico, en la Universidad de Puerto Rico, Freddy Valetín fué siempre el sospechoso principal de haber colocado una bomba en una asamblea que se realizaba en su ciudad natal, Mayagüez, de uno de los partidos políticos que aboga por la independencia del país.  El artefacto explosivo estalló y causó la muerte de una persona miembro del partido político que organizó la actividad.  A pesar de que informes policíacos y periodísticos lo señalaban como sospechoso de éste crimen, Valentín nunca fué acusado y el crimen nuca fué resuelto por la autoridades. 

Años después, por sus actividades políticas, este individuo fué elegido Senador por el Distrito de Mayagüez y el Partido Nuevo Progresista.  Ocupando esta posición, el nombre del Senador Valentín era mencionado constantemente por la prensa cuando informaba que en los pasillos del Capitolio se rumoraba con insistencia que éste individuo consumía drogas en su oficina del senado y se evidenciaba en sus labores.  Los insistente rumores afectaron a todo el senado y obligaron a que éste cuerpo legislativo ("la casa de las leyes") pasara por el bochornoso acto de realizar públicamente pruebas de consumo de drogas televisadas a todos los miembros del senado.  Aunque ninguno de ellos dió positivo a drogas (sabemos que el cuerpo se "limpia" con diurético), los rumores no cesaron. 

Cuando el Gobierno de Puerto Rico comenzó con la liquidación de la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda (CRUV), Freddy Valentín compró seis apartamentos en el Condominio Santa María I en el barrio Sabana Llana de Río Piedras y que pertenecía a la CRUV al bajo precio de $26,000 c/u y los revendió a sobre precio porque, haciendo uso de información privilegiada, tenía conocimiento de que frente a ese condominio se construiría un lujoso y millonario proyecto, era el proyecto Parque Escorial.

Siguiendo con su carrera política corrupta, éste senador continuó escalando posiciones hasta llegar a ser elegido presidente de la poderosa Comisión de Nombramientos del Senado.  Esta es la comisión que aprueba o cuelga todos los nombramientos que hace el gobernador de Puerto Rico incluyendo a los jueces de la Rama Judicial, obligando al gobernador a negociar con el presidente de ésta comisión los proyectos políticos pendientes.  Mientras Freddy Valentín presidía ésta comisión, el gobernador propuso para ser nombrado como Juez Superior a uno de los ayudantes del mismo senador Valentín, era el inepto ex administrador de corrección, el Lcdo. Charles Jimenez Nettleship.  Este nombramiento le garantizaba un mínimo de doce años de empleo seguro y un jugoso sueldo.  La verdad siempre será juzgada por aquellos que viven de la mentira.

Después de muchos años de corrupción, finalmente el senador Freddy Valentín fué arrestado por agentes federales del gobierno de los Estados Unidos por varias acusaciones de corrupción incluyendo la compra-venta ilegal de los apartamentos en el Condominio Santa María I.  A su salida, bajo condiciones, del tribunal federal, lo esperaba una gran cantidad de periodistas que lo bombardeaban con preguntas que él respondía en su defenza mientras continuaba caminando.  Sólo hubo una pregunta que él no pudo contestar, la que le hizo la periodista Milly Gil.  El pueblo de Puerto Rico fué testigo a través de la televisión, cuando ésta periodista le preguntó, - "Senador, ¿que se siente ser una rata?"-  El silencio repentino fué sepulcral mientras Freddy Valentín bajaba su cabeza y continuaba su salida.  Ante el silencio la valiente periodista comentó, - "He esperado este momento por tanto tiempo".-

Paquita la del Barrio desprecia a Espinoza Paz

sábado, 28 de julio de 2012

El que lanza lodo a los demás, lo primero que ensucia son sus manos

Recuerdo que hace varios años la joven cantante Britney Spears,  quien se encontraba en su mejor momento artístico, dijo en una entrevista que ella aún consevaba su virginidad y quería llegar así al matrimonio.  Casi inmediatamente su ex novio Justin Timberlake, quien también era un joven cantante muy reconocido, dijo en otra entrevista que ella mentía porque mientras fueron novios habían sostenido relaciones sexuales entre ellos.  A pesar de que ella no negó (ni aceptó) los comentarios de él, Justin recibió críticas por haber comentado sobre su pasada relación con ella.

La pregunta automática es, ¿quien de los dos mintió?  Para cualquier mujer es muy fácil médicamente, evidenciar que se mantiene virgen, si es que realmente lo es.  Tratándose de reconocidas figuras públicas, también es muy fácil tomar acciones legales por daños y perjuicios a los que intentan afectar su carrera artística porque ellos viven del aplauso del público y tienen un equipo de relacionistas que se encargan de estos asuntos.  Ninguna de las dos cosas ocurrieron, entonces, ¿quien mintió?  ¿Tiene una mujer derecho a mentirle impunemente a su futura pareja en relación a esto?  ¿Cual es el propósito?  ¿Tiene el hombre que callar sólo porque ella es mujer?  Sobre este asunto, ¿tiene o nó la futura pareja de ella derecho a saberlo?  ¿Tienen ellas licencia para mentir sobre su sexualidad sólo por ser mujer?

El pasado 11 de febrero de 2012 falleció la cantante norteamericana Withney Houston.  Seis semanas después, el 23 de marzo, el forense del Condado de Los Angeles informó que del examen que se le realizó en la autopsia encontró residuos de cocaína, marihuana, xanax y benadril.  Después de su muerte se acusó en la radio, la televisión y en las calles, a su ex esposo el cantante Bobby Brown de haberla arrastrado al mundo de las drogas.  El negó esa responsabilidad y declaró que comenzó a utilizar drogas cuando la conoció a ella y dijo que planificaba contar la verdad con los detalles en un libro que estaba pensando escribir.  Posteriormente trascendieron alegaciones de que Ray J, quien también es artista y era el novio de la cantante al momento de su muerte, era la persona que le proveía la droga a ella.  Molesto y furioso él lo negó.  En este ejemplo real se evidencia claramente la tendencia que existe a proteger la apariencia de la mujer como género en contra de, y perjudicando a, el género de los hombres.  ¿Tiene que ser así?  ¿Porqué? 

En un curiosidato leí que en el hundimiento del transatlántico Titanic en 1903 murieron más de mil quinientas (1,500) personas de las cuales menos de cien (100) fueron mujeres.  Si este dato es cierto, ¿Se debió esto a que al momento de salvar vidas... "mujeres y niños primeros"?  Esto significa que casi la totalidad de los que allí murieron fueron hombres.  La parte de los niños la comprendo pero, ¿tiene que ser así?  ¿Porqué?  ¿Hasta cuando?  Sin embargo cuando surge una guerra, "los hombres son primeros".  Esto también significa que casi la totalidad de los muertos en combate son hombres.  ¿Tiene que ser así siempre?

¿Puede exigir Paquita la del Barrio el respeto de todos los hombres sólo por ser mujer?  Por una teta no fué vaca.

En Puerto Rico y otros países existen oficinas públicas, también oficinas privadas que reciben fondos públicos, cuya función es proteger a las mujeres y velar por sus derechos a la misma vez que permanentemente reclaman más derechos para ellas.  ¿Proteger a las mujeres de quién, de los extraterretres?  ¿De otras mujeres?  ¿De las picadas de mosquitos?  ¿De las criaturas de los oceanos?  Es evidente e incuestionable que estas oficinas defienden derechos de la mujer frente a los hombres.  Cuando las mujeres son niñas las protegen la Oficina del Procurador de Menores, al igual que a los niños.  Cuando es una mujer adulta las protegen la Oficina de la Procuradora de la Mujer.  Cuando una mujer pasa de la tercera edad (más de 60) las protegen la Oficina del Procurador de la Vejez, al igual que a los hombres.  Esto quiere decir que el género femenino tiene a través de toda su vida un sistema de protección en perjuicio del género masculino porque éste sólo tiene protección mientras es niño  y cuando es envejeciente, pues no existe Oficina del Procurador de los Hombres.  Tienen ellos que hacer sus reclamos individualmente, cada uno a su forma y manera (recordamos a Cheo el gruero).  Esta situación evidencia una vez más que no existe presunción de inocencia para los hombres en cualquier controversia frente a una mujer.  ¿Es esto igualdad?  Excluir es discriminar. 

Mientras tanto continuamos aceptando "mujeres y niños primeros" en perjuicio propio. ¿Porqué tienen los hombres que proteger la reputación y la apariencia de las mujeres como género si esta acción no es recíproca?  ¿Es esto justicia divina?  Los más recientes ejemplos se vén con la nueva modalidad social de las mujeres de celebrar entre ellas los divorcios en los que se burlan y satanizan a los hombres.

Son innumerables los ejemplos que se pueden citar en los que la opinión pública (¿opinión pública o grupos feministas?) a través de los medios de comunición atacan a todos los que se atreven a denunciar alguna falsedad proveniente del género femenino.  El escándalo es casi siempre desproporcional.  A falta de argumento, show.  No espero que ahora sea diferente. 

Teniendo esto en mente me aventuraré a tratar de comenzar nuevamente mi vida sin mentiras, denunciando las mentiras que rodearon mi vida.  No sería correcto decir que toda una etapa de mi vida fué una mentira, también hubo aciertos y cosas positivas.  Pero estas memorias se basan en como mi vida cambió por culpa de una mentira convertida en mujer y como otras mentiras, también del género femenino, complementaron la gran mentira. 

En la autobiografía anterior expuse hechos reales positivos y negativos.  Estas memorias, por tratar casi exclusivamente el tema de las mentiras, se enfatizará lo negativo por tener la convicción de que las mentiras no pueden aportar nada positivo de forma permanente en la vida de los individuos.  Personalmente creo que los y las mentirosos(as) no deben gozar de capacidad moral para exigir respeto.  Por esta razón utilizaré mi discresión y mi conveniencia y no tendré respeto (hoy y nunca) hacia la mentira ni hacia los mentirosos(as).  Enfatizaré lo negativo sobre lo positivo y será responsabilidad del o de la mentirosa salvar su propia reputación de la forma y manera que estime conveniente.  Invito a todos(as) los(as) mentirosos(as) aludidos en estas mis memorias, a que escriban las propias y traten de despotricar las mias.  Llegó el momento de la confrontación.  La historia hay que contarla, para que no se repita.

domingo, 22 de julio de 2012

El que siempre dice la verdad no tiene que recordar lo que dijo (Introduccion II)

Lo contrario al amor no es el odio, lo contrario al amor es la mentira y como consecuencia de la mentira viene el odio.  El cerebro siempre está listo para decir la verdad pero debe de hacer un esfuerzo extra cuando vá a decir una mentira.  En la medida que la mentira se repita una y otra vez se multiplica el esfuerzo adicional que hace el cerebro en tratar de recordar la mentira para vigilar los errores y evitar ser descubierto en su falsedad.  De una u otra forma, detrás de una mentira siempre hay una inseguridad porque la mentira tiene relación directa con la auto estima. 

Si una persona lleva una vida en la que no existe la inseguridad no debe tener preocupaciones al momento de recordar lo que dijo, la mente (el cerebro) no lo traicionará.  En forma contraria, una mentira blanca puede convertirse en una verdad negra. 

La mentira puede correr cien años, pero la verdad la puede alcanzar en un día.  Es momento de confrontar la mentira con su enemigo natural, la verdad.  No siempre la verdad triunfa, pero siempre dá la batalla y la batalla final llega con la muerte.  Mientras el alma tenga cuerpo, lugar tiene la esperanza.

Esta segunda parte de ésta autobiografía tendrá unos elementos diferentes: exposición, análisis, vocabulario, narrativa, emociones, y otras.  No será solo una exposición biográfica de mi pasado, pues eso ya se hizo en la primera parte de ésta obra.  Cambiando el estilo cambia también el concepto original de Biografía a Memorias, porque no estará basada en hechos (causa) y sí en la interpretación de hechos y como los mismos influyeron (influenciaron, los términos son intercambiables) en el comportamiento (efectos)  y en la siquis (pensamientos y emociones).  Pero la verdad de los hechos seguirá siendo su elemento principal.  Bajo el mismo juramento consignado en la primera parte, la verdad contiuará siendo la bandera con la que recorreré los caminos que confluyen en mi tumba.  Con el propósito de atacar de frente las mentiras que por años consumieron mi existencia, ésta segunda parte estará escrita con un estilo de confrontación y sin inibiciones. 

No pretendo cambiar el pasado, sólo exponerlo y tratar de explicarlo.  En la primera parte expuse mi pasado infantil y joven adulto, y lo hice sin temores o inibiciones.  El espacio (papel) y el tiempo fueron mis únicas limitaciones.  Esta segunda parte también será contada (escrita) sin temores pero con más limitaciones de espacio y tiempo.  No puedo descanzar, falta mucho por hacer y poco tiempo para hacerlo.  San Francisco Xavier.  El efecto será la necesidad de abordar directamente los temas que darán forma a esta segunda parte.  En la primera expuse toda mi vida y lo hice controlando mis emociones y aún así fuí directo, claro, retórico y vulgar.  En ésta segunda parte también expondré mi vida de forma clara y directa pero no estoy seguro de poder controlar mis emociones.  Los hechos del pasado no serán la base principal de estas memorias y sí lo será la interpretación de esos hechos y sus efectos,  sin embargo no puedo omitir algunas de mis experiencias vivídas que fueron muy importantes.  Pero no quiero entretener a los lectores con detalles y experiencias que no aportan nada al propósito; expondré solamente los asuntos relevantes justificándolos con el principio de Causa y Efecto, Efecto y Causa.  Toda acción tiene una reacción.

Por más de veinte años callé y sufrí en silencio.  Me engañé a mí mismo con el propósito de lograr una vida personal, familiar y profesional con metas ascendentes de éxitos y triunfos, y lo logré.  Pero las mentiras no se sostienen solas, necesitan abono y mantenimiento que a su vez provocarán que estas mismas mentiras debiliten y destruyan lo construido.   El propósito de éste escrito es resarcirme en justicia exponiendo las mentiras que destruyeron mi vida.  En ésta segunda parte se manifestará sin temores el desprecio que siento hacia la mentira. 

Fué como adulto que aprendí a mentir y a odiar, pués uno es consecuencia del otro.  Por necesidad, conveniencia y temor, también aprendí a callar, a soportar y sufrir en silencio; equipaje emocional muy pesado.  Como resultado, muchas veces perdí el control de mi vida hasta que finalmente...mi vida ya no me pertenece.  Deseo y necesito controlar nuevamente mi vida.  Deseo y necesito perdonarme a mí mismo.  Deseo y necesito cerrar las heridas y procesar el dolor.  Deseo y necesito estar en paz con mi conciencia honrando mis valores personales, familiares y religiosos. 

A través de la literatura pretendo exorcisar todos los fantasmas del pasado.  Tengo que escribir para lograr hacer realidad mis deseos.  Si al finalizar todo el escrito no logro recuperar mi vida, no importa, moriré  en batalla por el honor de la verdad.